BARÓN ROJO – Viernes 5 de marzo de 2004, Sala Stereo (Alicante)

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Cada vez que me dispongo a presenciar una descarga del GRUPO por excelencia del Rock español acudo a la cita con ese sano orejeo del que se va a encontrar con un viejo amigo y se pregunta cuánto habrá cambiado desde la última vez que le vio, y cuan agradable es comprobar que hay cosas que nunca cambian, como es la pasión de los Barones por el rock en general y por su público en particular.

Esta noche sucedieron muy pocos contras y muchísimos pros. Entre los primeros destacar únicamente el hecho de volver a tener que ver al grupo en esa insufrible sauna llamada Stereo, o ponen remedio a tal situación o cualquier día vamos a tener un disgusto (teníais que haber visto los coloretes que se le pusieron a Ángel Arias, de foto). En cuanto a los segundos, variedad: el grupo con ganas de repetir la última gesta en dicha plaza (árdua tarea), como bien confesaron los de Castro, un aforo hasta los topes, lo cual demuestra que las aguas vuelven poco a poco a su cauce, y un repertorio de refresco digno de admiración (el que no arriesga no gana, y esto de hacer rock en nuestro país ya es de por sí un riesgo).

Comenzaron con una contundente ‘perversión’ del “Shake My Tree” de Coverdale & Page, ya desde el principio con un sonido bestialmente cristalino -aunque la voz de Carlos no saliera tan bien parada como el resto de instrumentos-, y de ahí al cierre con la inevitable “Hijos de Caín” en los bises transcurrieron unas dos horas y cuarenta minutos aproximadamente, franja nada despreciable para estar “gordos y calvos”, como decía la copla del otro. Que se jodan los demás.

Decía que el set-list de esta noche venía bien fresquito, y no me refería precisamente al ambiente. Ya era hora de que con un repertorio tan extenso como el que atesoran los chavales nos deleitasen con algo ‘nuevo’ y dejasen descansar algunos cortes antes de que se terminen por achicharrar definitivamente. Además de regalarnos unas sentidas y perfectamente ejecutadas “What’s Next To The Moon” de “los otros hermanos y amigos” Young y “Spotlight Kid” de los Rainbow era Turner -perfecto Armando a las seis cuerdas y un sorprendente Carlos al micro-, esta vez se colaron como el que no quiere la cosa “Se escapa el tiempo” (¿sueño profundo, Alvar?), una ralentizada a lo “Obstinato” “Herencia letal” (¿cuántos la cantamos, dos?), una emotivísima “Chicos del Rock” (“con el tiempo, cambiará…” tu padre!), una inesperada “La voz de su amo”, dedicada como tantas otras de la saga a esos que cada día pueblan la caja tonta, e incluso aquella instrumental del “Barón Al Rojo Vivo” llamada “Buenos Aires”, para sorpresa y deleite del personal. Por cierto, los que no las conocieron ya saben lo que toca.

Me gustó sobremanera el hecho de intentar cubrir el máximo de discografía posible, algo de lo que han adolecido durante mucho tiempo (y más en apariciones festivaleras, tirando siempre de ases). El grueso como de costumbre se sigue nutriendo de la génesis, “Larga Vida Al Rock And Roll” (“Con Botas Sucias” -¿qué tal UFO, Shan?-, “Anda Suelto Satanás”, el homónimo y el mítico “Barón Rojo”), y por supuesto de su glorioso éxodo, “Volumen Brutal”, del que se despacharon ni cortos ni perezosos “Incomunicación”“Son como hormigas” (“¿cuándo recibiremos alguna buena nueva del Poder? Creo que nunca…”), la arreglada “Resistir锓Satánico plan (volumen brutal)”, el homenajeante “Concierto para ellos” (“este concierto es para vosotros, pero también para ellos…” en palabras de Armando, y los aparatos levitando) y el siempre acertado “Hermano del Rock and Roll”, toda una declaración de principios.

“Con lo que viene a continuación seguro que a alguno se le escapa la lagrimilla…”, comentaba el pequeño de los de Castro, y nuestra respuesta mechero en mano a ‘la balada’ del rock patrio por excelencia, “Siempre estás allí”, no se hizo esperar (José Andrea, aprende). Aunque cada vez menos, los ojos de nuestros héroes nos siguen mirando desde la pared. Si mal no recuerdo “El malo” hablaba en tercera/primera persona (Carlos de Castro), y por si acaso lo habíamos olvidado tampoco faltó a la cita, así como esos dos escopetazos de “En Un Lugar De La Marcha” en forma de “Breakthoven” (más agresividad, Carlos, ¡trata de arrancarlo, por Dios!) y “Cuerdas de acero”, que terminaron de caldear el ambiente.

Para completar la vista atrás una representación del “Desafío” (“Te espero en el Infierno”… si no te encuentro antes), otra de “Cueste Lo Que Cueste” (la que le daba título) y otra de “20+”, en este caso “Famosas”, al que sigo sin encontrarle el punto que mi compadre Agus. Y con todo esto, un bizcocho y amagos de lipotimia nos despedíamos público y grupo hasta la próxima, que esperamos no se alargue demasiado.

Carlos, Armando, Ángel y Vale se lo curraron de lo lindo, como siempre, y además de eso se notó que disfrutaron tanto como nosotros, y de no haber sido por el ‘infierno’ que supone nuestra querida sala Stereo -tanto por ventilación como por dimensiones- estoy seguro de que el disfrute habría sido mucho mayor. Ahora sólo queda que sigan desempolvando las arcas con mayor asiduidad (“Casi Me Mato”, “Tierra De Vándalos”, “¿Qué Puedo Hacer?”, “Diosa Razón”, “Caso Perdido”… ¿sigo?), que las joyas están para lucirlas, y desde luego que nosotros lo veamos. Bueno, y Sherpa y Hermes también.

Bubba