SOUL SIRKUS – Jueves 19 de Mayo de 2005, Sala Macumba (Madrid)

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Y llegó el día. Tras un año de rumores, convertidos en noticias oficiales y más tarde plasmadas en la edición de un disco, esta nueva superbanda llegaba a Madrid para júbilo de todos aquellos que admiramos la calidad individual de sus componentes. Porque no nos engañemos, a todos los que nos acercamos a Macumba esa noche nos atraía más la ocasión de ver a estos músicos concretos que a su conjunto. En especial a Neal Schon, mítico guitarrista de la legendaria banda Journey, que nunca se había acercado hasta España y al que casi habíamos perdido las esperanzas de disfrutar en directo. Pero además no venía sólo. Jeff Scott Soto es uno de los mejores cantantes que podemos disfrutar hoy en el mundo del rock. Su voz, carisma y presencia en el escenario hacen que sea todo un placer tanto visual como sonoro. Sus múltiples venidas a nuestro país han restado ansiedad a la oportunidad de verle, pero confieren una garantía de calidad que sin duda es un punto añadido. Junto a ellos, el carismático bajista mexicano Marco Mendoza al que recientemente hemos tenido oportunidad de disfrutar con Thin Lizzy y Whitesnake. El único cambio con respecto a la formación que grabó el disco “Word Play” de Soul Sirkus es la sustitución del batería Deen Castronovo (que se ha tomado un respiro antes de la inminente reunión de Journey) por el más desconocido Virgil Donati, gran instrumentista que ha puesto sus baquetas al servicio de proyectos como el de Steve Vai, Freak House, Erik Norlander, Planet X, Marc Boals, Steve Walsh o Derek Sherinian.

Un oportuno cambio de ubicación (en principio estaba programado para la sala Arena) a la más grande y cómoda Macumba hizo que estuviéramos holgados, llenando las tres cuartas partes del aforo. Además, los diferentes escalones y niveles de la sala permiten una más correcta visibilidad desde diferentes puntos de la misma.

A las 21:15 las luces se apagaron y los músicos salieron a escena entre los vítores habituales del público. Una intro, un saludo a la concurrencia y empezaron con “Highest Ground”, tal y como se abre el disco “Word Play” que venían a presentar. El sonido era bastante bueno y al grupo se le veía pletórico, con muchas ganas de agradar y dejando claro desde el principio que eran músicos de primerísimo nivel.

La expectativa creada en torno a la figura de Neal Schon se desveló positivamente desde el inicio, y aunque sus movimientos en escena no son demasiado espectaculares, tampoco se está parado, y su pleno dominio de la guitarra justifica su fama. Jeff Scott Soto es un torbellino, no para de moverse, bailar y bromear con sus compañeros, y hace sus típicos juegos malabares con el micro mientras canta. ¡¡Y cómo canta!! Perfecto de voz, aúna potencia y melodía, demostrando estar en plenitud de forma. En el lado izquierdo, Marco Mendoza reclama su parte de atención con movimientos muy acertados y un buen dominio del bajo. Y tras todos ellos, Virgil Donati se desvela como un grandísimo batería, mucho más cañero de lo que yo había pensado, mostrando también una gran técnica y versatilidad con su instrumento.

El concierto siguió con “New Position”, como en el disco, interpretada de forma mucho más dura que en el disco, y durante la cual Marco Mendoza ayuda (¡y de qué manera!) con los coros, demostrando que, además de un buen bajista, tiene grandes dotes de cantante. No pude por menos que recordar el pasado concierto de Whitesnake cuando salvó medio concierto cuando a Coverdale se le terminó la voz. En esta ocasión, además, se le vio mucho más libre e integrado en la banda, y no paró de dirigirse al público con la facilidad que le otorga su origen mexicano.

La mayor parte del concierto se iba a basar en el nuevo disco, “Word play”, algo muy loable y que demuestra la confianza que tienen en las nuevas canciones, como “Friends 2 Lovers”, la siguiente en caer, y en los que se acentúan más si cabe las virtudes de este cuarteto: buenos coros de Marco Mendoza, Jeff Scott Soto haciendo un derroche de facultades y con un solo de antología de Neal Schon.

Siempre se tiende a pensar que estos grupos hechos de estrellas dan sensación de “prefabricados”, pero la realidad de Soul Sirkus es que no paran de bromear entre ellos y profesarse admiración mutua como si fueran un grupo de amigos recién salido del barrio que salen a comerse el escenario. Continuaron con otro tema del nuevo disco, “Periled Divide”, alargado en su final con un solo realmente impresionante de Neal Schon muy bien adornado con el juego de luces.

Ya llevábamos un buen rato de concierto, y únicamente habían sonado temas del nuevo disco, para desesperación de aquellos a quien este “World Play” no les termina de llenar. “My Sanctuary” fue el siguiente, con Neal Schon en plan estrella, ayudado por su técnico de sonido, que estuvo casi todo el concierto tocando la guitarra rítmica tras los altavoces.

Y de repente, la primera sorpresa: “Stand up”, el tema principal de la película “Rock Star”. Y el estallido del público fue tremendo, nunca me hubiera imaginado que ese tema calaría tanto entre la gente. Se ve que esa película la habíamos visto ya todos.

Tras la intensidad de este tema, Jeff Scott Soto paró el ritmo del concierto y aprovechó para presentar a Neal Schon, por quien profesó admiración. Schon se acercó al micro para agradecer los aplausos y enseguida nos confesó que aunque era la primera vez que estaba en España, no sería la última, porque el año que viene volverá por nuestro país con los reunidos Journey. El rugido de aprobación del público confirmó las ganas que tenemos todos de ver por fin a este grupazo sobre escenarios españoles.

Mientras se producía el “speech” de Neal Schon, los técnicos colocaron un pequeño teclado en un lateral del escenario, tras el que se sentó Jeff Scott Soto para interpretar la deliciosa “Soul Goes On”, brillantemente acompañada por los coros de Marco Mendoza y los dibujos de Neil Schon a la guitarra. Todo un temazo perteneciente a su último disco, interpretado con mucho sentimiento y únicamente empañado por unos molestos acoples en el bajo que tardaron un rato en desaparecer.

Jeff Scott Soto desaparece del escenario y Neal Schon se hace protagonista de los siguientes minutos, atacando con una larguísima versión del “Voodoo Child” de Jimi Hendrix, cantándola él mismo e incluyendo largos solos de guitarra en un largo desarrollo instrumental, que fundió con un trozo del “Hey Baby” de Ted Nugent, cantada por Marco Mendoza de forma muy competente. Poco a poco Virgil Donati se fue haciendo más presente en el tema hasta que se quedó haciendo un espectacular solo que despejó los temores en cuanto a la idoneidad de su elección como sustituto de Deen Castronovo.

Al solo de batería le siguió uno de bajo a cargo de Marco Mendoza. Y ese ya no me gustó tanto. Se limitó a un extenso bacile en el que incluyó todo lo que se encontró, desde un aporreo del bajo, pasando por retazos de un pasodoble, un corrido mexicano, un poco de The Beatles, hasta llegar a esa chorrada llamada “A bailar To’ Mundo” que se incluye en el disco.

Afortunadamente, esta especie de intermedio en el show con todos los solos terminó por fin, y retomaron el ritmo del concierto, y de qué manera, con una impresionante versión del“Crazy” de Seal, cantada por Marco Mendoza, que nos llegó a emocionar…

…pero no tanto como lo que vendría a continuación. Jeff Scott Soto volvió al escenario, se sentó de nuevo tras el teclado y se puso a cantar un medley que nos puso la carne de gallina. En él se incluyeron trozos de“Send Her My Love” de Journey, muy bien aceptada por el público (¡hay ganas de Journey!), “I’ll Be Waiting” de Talismán, cuyo estribillo atronó por parte del respetable de forma impresionante (impagable la cara de satisfacción de Jeff Scott Soto), la hermosa “If This Is The End” de su carrera en solitario (“Lost in the Translation”).

La exclamación de máxima satisfacción vino con “Don’t Stop Believin’”, cantada de forma unánime por el público. Después de la primera estrofa, Jeff para, llama a Neal Schon, quien acude al escenario para tocar la impresionante entrada de guitarra de la canción… ¡¡¡y nada más!!! Nuestro gozo en un pozo ¿cuándo salen a la venta las entradas para la gira de Journey, por Dios!!? El clímax continuó con “Faithfully”, con la entrada en escena de Marco Mendoza y Virgil Donati, fusionada con un trozo del “Purple Rain” de Prince para terminar con plena intensidad de nuevo con “Faithfully”. Orgásmico.

Cuando el público dejó de levitar tras la sobredosis de sentimiento recibida, el grupo decidió volver a la actualidad con “Another World”, que al lado de lo que acabábamos de recibir supo a poco, a pesar de que pusieron todo su empeño, con Jeff Scott Soto subido al final a los amplificadores de la sala y haciéndole guiños cómplices al técnico de guitarras de Schon que seguía haciendo las rítmicas tras el escenario.

Tras estos temas, se despidieron de nosotros… durante unos minutos, ya que tras las peticiones pertinentes, volvieron al escenario a echar el resto. ¡Y vaya si lo echaron! Comenzaron con el “I Want To Take You Higher”del “Prism” de Jeff Scott Soto, cantado a medias con Marco Mendoza, y que alargaron lo suficiente para permitir eltípico juego vocal entre cantante y público, con un detalle que me dejó impresionado, ya que tras unos cuantos estribillos cantados y respondidos por el público, Soto dejó el micrófono en la parte trasera, junto a la batería, se adelantó hasta el borde del escenario y cantó un par de veces “I want to take you higher…” sin ningún tipo de ayuda técnica… ¡¡y se le oía perfectamente!! Tras semejante despliegue de facultades, volvió a coger el micro y cantó hasta el final, que empalmaron con “Peephole”, con la que se volvieron a despedir, mientras hacía gestos ostensibles con su reloj hacia Schon para bromear con que era demasiado tarde para tocar más canciones.

Esta vez se hicieron más de rogar… ¡pero volvieron! Soto bromeaba con que era muy tarde y que tenía hambre… hasta que volvió a mirar el reloj, se lo quitó y lo tiró hacia atrás como diciendo “de perdidos al río”. Nos pregunta que si queremos escuchar un tema de Journey, y la respuesta es evidentemente positiva. Cuando va a presentar el tema se para y se fija en un espectador de la primera fila al que hace subir al escenario. El motivo es que llevaba puesta una camiseta de Journey, en concreto del “Escape”, donde estaba incluido el tema que iban a tocar a continuación: “Dear or alive”. Puestos a elegir, yo hubiera preferido alguna otra canción, pero esta “Dear or alive” sonó tan cañera y tan dura que se le pueden poner pegas.

Tras ella vino el final, una serie de improvisaciones que desembocaron en “James Brown” con ese toque funky del que tanto disfruta Soto y que terminó con unos ecos repetidos por la mesa, la banda desapareciendo del escenario y el técnico de guitarras de Schon teniendo su pequeño momento de gloria quedándose sólo tocando tras el escenario vacío. Yo no había tirado mi reloj, y éste me decía que habían pasado 2 h. y 10 minutos de show.

Las sensaciones tras el concierto no fueron iguales en todo el mundo, dependiendo del grado de aceptación del nuevo disco “Word Play”, en el que se basó gran parte del concierto. Yo salí muy satisfecho con lo recibido. Eso sí, todos los allí presentes nos veremos las caras en la anunciada gira de Journey. Puedes apostar por ello.

Texto y fotos: Santi Fernández «Shan Tee»