Editorial Enero 2018 “Concierto para ellos actualizado. Nos hacemos mayores.”

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Como es habitual, estas fechas son propicias para hacer balance de lo ocurrido en este año que acaba de terminar. Cada cual echará la vista atrás para valorar si estos últimos 12 meses han sido propicios o no, si ha sido un año para recordar o para olvidar. A nivel general ha sido un año convulso, pero tranquilos, no voy a hablar aquí de la movida de Cataluña. Esta es una web de rock que se mantiene neutral a asuntos políticos, económicos, religiosos e incluso futboleros.

Cuando me enfrenté al reto (siempre lo es) de hacer un editorial que despida el año, hice un repaso de lo que este 2017 se ha llevado con él. Mi intención inicial era recordar los grupos que en este año han dicho adiós, pero me he encontrado con algo mucho peor: la cantidad de músicos que han muerto este año, por las circunstancias más diversas. El rock se ha hecho mayor. Muy mayor. Gran parte de los músicos que nos han tocado el corazón durante toda nuestra vida han ido envejeciendo, al igual que todos nosotros.

La lista de músicos que nos han dejado este año es traumáticamente extensa. Siempre con riesgo a dejarme algunos sin nombrar, este año hemos despedido a músicos de la talla de Malcolm Young (AC/DC), Tom Petty, Chuck Berry, Gregg Allman y Butch Trucks (The Allman Brothers Band), John Wetton (King Crimson, Asia), Dave Hlubek (Molly Hatchet), Chris Cornell (Soundgarden y Audioslave), Roberto Sánchez “Robertini” (Tete Novoa), Carlos Almendro (Zinkin’ Prim), Guillermo Sánchez “El Negro” (Rata Blanca), Sib Hashian (Boston), Jens Robert Dahlqvist “Strings” (Hellacopters) y Geoff Nicholls (Black Sabbath), a los que podríamos añadir otros como Rick Parfitt (Status Quo) o David Saylor, fallecidos en los últimos días de 2016. Todos ellos, en mayor o menor medida, aportaron su talento a la historia del rock y nos dejaron en este año que acaba de finalizar.

Evidentemente, es ley de vida que cada año le llegue la hora a un determinado número de personas, por diversos motivos, pero lo que llama la atención es que la media de edad de los fallecidos nombrados es de 61 años. El rock ya no es algo de adolescentes, ni siquiera de jóvenes, y la edad media de tanto músicos como seguidores lleva a considerar el rock como una música orientada, en su mayoría, a personas de mediana edad, y subiendo. Básicamente los mismos que nos enganchamos en nuestra juventud y hemos permanecido subidos al carro durante toda nuestra vida.

Todos os acordaréis del homenaje que Barón Rojo hizo a nuestros caídos en su clásico “Concierto para ellos”. Si tomamos ese ejemplo, la edad media de fallecimiento de “Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonhan, Brian y Moon” es de 29 años, lo que indica que no fueron precisamente causas naturales las causantes de esos decesos. Los 61 años de media en los fallecidos en este año ya nos van indicando que entramos en el final de nuestras vidas, porque los seguidores nos hacemos mayores al mismo ritmo que nuestros ídolos.

Por tanto, el problema del rock ya no reside tanto en la cantidad de seguidores, sino en la falta de relevo generacional. Un estilo de música que, salvo honrosas excepciones, no logra enganchar a la juventud, está destinado a vivir en un escalón inferior en cuanto a popularidad y posibilidad de pervivencia. No debería ser ningún trauma, el rock está transitando el mismo camino que ya hicieron el blues o el jazz, que tras unos años de explosión han quedado como estilos eternos que se mantienen con seguidores fieles aunque no masivos. Llegados a este punto, prefiero que sea así a que le veamos morir del todo, como otros estilos que no pudieron soportar el paso del tiempo y desaparecieron, como el twist o el cuplé.

Personalmente me siento afortunado por haber vivido momentos de gloria en un estilo que me ha proporcionado muchas satisfacciones. De nada sirve buscar soluciones a algo que no las tiene, al menos en la parte del mundo en el que el rock no está enraizado en la sociedad. España no es EE.UU., Reino Unido, Alemania o los países escandinavos. Aquí, igual que en Francia, Portugal, Italia o Grecia, el rock tiene un campo de influencia muy limitado. Intentemos entre todos aprovechar y disfrutar de lo que tenemos, sabiendo que para la mayoría de la población el rock no interesa. Será la única forma de ser felices, musicalmente hablando.

Feliz 2018 a todos los lectores de The Sentinel. Aprovechad la vida, que es muy corta y tiene mucho que ofrecer.

Santi Fernández “Shan Tee”