TESTAMENT + SINISTER + ANTAEUS – Domingo 12 de marzo de 2006, sala Hard Club (Gaia, Oporto, Portugal)

¡ Comparte esta noticia !

Sí, puedo estar loco por pegarme una panzada de kms. con el objetivo de ver de nuevo a la formación (casi) clásica de Testament, y de paso visitar a un amigo. Pero cuando me enteré, gracias a Internet, que los de la Bay Area de S.F. realizarían dos fechas en el país vecino (sábado 11 en Corroios, y domingo 12 en Gaia), se me encendió “Neury” y me dije: “¿y si me lanzo a la aventura y vuelvo a disfrutar de Skolnick, Billy, Peterson, Christian… (no pudo ser de Clemente), en una buena sala y con buen sonido?”. Ya, tocaban el viernes en el festival Atarfe Vega Rock, cerquita de casa, pero como ya he dicho más de una vez: “¡Festivales, pocos, poquitos, gracias!”, ya que se caracterizan por las chapuzas de la organización, baile de grupos, incumplimiento de horarios, recorte de set-list, cansancio, paliza, mal sonido… y al parecer, según lo leído y contado por aquí por el amigo Deuce, ésto último desmejoró la actuación de Testament en el pasado Atarfe. 

Así que el domingo por la mañana a madrugar, y no precisamente para ir a misa y confesar mis “sins… of omission”, jejeje. El día antes llegaba a Madrid por la tarde y ni corto ni perezoso a las pocas horas estaba viendo el concierto organizado del programa “Rockcinante” de Óscar Sancho (Lujuria), que ya se comentó en esta sección. Vamos, arriba, al autobús, y a estar sentado horas y horas, y ver paisajes, pueblos, ciudades… tanto de nuestro país, como de Portugal. Muchas horas de viaje, pero con paciencia y calma se consiguen las cosas. Así que a primeras horas de la tarde, sobre las 17 h. desembarco en Oporto y me recoge el amigo Ramiro (Motorhead) con su compañera Irene. A su casa a dejar el poco equipaje, y directos a hacer una rápida visita por la ribera del Duero. El autobús de gira de los norteamericanos aparcado cerca del parking donde dejamos el coche, y hasta llegamos a ver a Eric Peterson, ¡lástima no haberse echado una foto con él!

Luce un buen tiempo, paseamos por el bulevar que recorre la orilla del río. Fotos de recuerdo… y llegamos a ver dos personas que nos llaman la atención (luego resultaron ser la fémina y el vocalista de Antaeus). Tomamos un tubo-cañón con grifo de cerveza, y luego nos metemos al buche los más típico de la gastronomía de allí, una francesinha, gran sándwich con huevo, queso, embutidos, patatas fritas… y lo que le da el sabor característico, una salsa hecha con vinos, licores y diversos mejunjes. A la comida le acompaña un buen caldo de la tierra. La agradable y simpática Irene regresa a casa (sonidos demasiados duros para ella, y una santa por tener que soportar a “Lemon-jí”, jajaja). Dani, un compañero y amigo de Ramiro se nos une para el concierto. 

Nos vamos andando hacia el Hard Club, pegado a las orillas del río. No han abierto, ya es de noche y la gente espera a que abran la cancela. Pasa un buen rato y por fin la abren. Traspasamos la puerta de hierro, y subimos la cuesta que accede a la taquilla y a la sala. Toca guardar cola, aunque allí no hay orden, Ramiro astutamente logra llegar a la taquilla y se hace con las entradas que habíamos reservado.

Entramos a la sala y yo me quedo maravillado. Es una antigua bodega de vinos, reconvertida en una sala, amplia, limpia, con paredes de piedra y ladrillos, alucinante. El escenario amplio y a una buena altura, para que todo el mundo pueda ver, totalmente en el lado opuesto de la entrada. Arriba de las tablas una carlinga de avión antiguo, desde donde se pincha la música. En el centro de la sala hay unas escaleras grandes que acceden a dos balcones anchos situados a derecha e izquierda. Dos barras largas, también a dcha. e izda., con la peculiaridad de que no se paga lo que pidas al instante, al entrar al recinto te daban una tarjeta que debías presentar cada vez que pedías una consumición, ahí te iban anotando lo que tomabas y antes de salir de la sala entregar la tarjeta en la caja, y así te cobraban de tirón todo lo tomado, sellado del cartón que consta que has pagado, y luego lo das a la salida.

Con una cerveza en la mano nos situamos en una de las escaleras laterales, cuando el reloj marca las 21.30 h. y mientras suena una terrorífica intro el quinteto procedente de Francia, ANTAEUS, toma posiciones en las tablas, con el telón de fondo de Testament tras la batería de ZVN, y pequeños trozos de tela negra con motivos demoníacos ocupan la parte delantera de algunos bafles.

Saludos del vocalista MkM (único miembro que queda de la formación original, y que entró un año después del comienzo, en 1994) a Lusitania, y se manifiesta en forma de huracán musical en escena Satán, el Infierno y todo lo que conlleva el odio sobre el Cristianismo. “Inner War” es el primer ataque.

Después de un gracias que sonó más a italiano que a portugués, siguen desatando la furia con “Rot”, perteneciente a su EP limitado del 2004 que salió a través de Battlesk’rz Productions. Black Metal puro, extremo y caótico, menos guarrindongo que lo poco que había tenido oportunidad de escuchar del grupo, tras enterarme que tocaban y bajarme algo de su música, ya que no tenía ni idea de su existencia hasta que me informé de que abrían.

El vocalista presenta una del primer álbum, “Cut your flesh and worship Satan” (Baphomet Records, 2000), que no logró descifrar. Los guitarristas Set y Servus, a los extremos, encorvados mueven sus cabezas y agitan sus pelos como si el demonio estuviera dentro de su ser; por no decir la alta bajista LSK (con su cara pintada, al igual que el cantante), que apenas se le ve el rostro durante la actuación.

Prosiguieron con la que da título a su segundo álbum, “De Principii Evangelikum”(Osmose Productions, 2002), otra más, y dar paso a “Blood War III” y acabar con “Bleeding blasphemy”.

Cerca de 40 minutos estuvieron sobre las tablas, hubo gente que les apoyó, aunque creo que la mayoría no les prestó la debida atención. Como ya he dicho me agradaron más que lo que había escuchado de ellos, aunque el estilo de Black que hacen apenas es de mi gusto.

Los holandeses SINISTER regresaron hace poco al negocio, tras su disolución en abril de 2004. Pero un año después volvía su clásico baterista Aad Kloosterwaard (esta vez ocupándose de la voz) y el guitarrista Alex Paul que entrara en el disco “Aggressive measures” (Nuclear Blast, 1998) con dos nuevos músicos (Bas van den Bogaard al bajo, y Paul Beltman a la batería) y con un reciente disco, “Afterburner” (Nuclear Blast, 2006). Uno de los grupos más veteranos y genuinos de la vieja escuela del Death Metal en Holanda, que tenía ganas de ver por su historia, aunque no tengo ningún trabajo de ellos.

Decidimos subir a la balconada situada a la izquierda, y desde allí vimos la actuación de los holandeses (excepto el bajista, de nacionalidad alemana). A poco más de las 22.16 h. iniciaban su descarga con el primer tema del EP “Bastard saints” (Nuclear Blast, 1996), “Reborn From Hatred”, con un sonido opaco, al menos desde donde estábamos situados.

“The Grey Massacre” fue la primera en sonar de su reciente obra. El vocalista se movía de una manera un tanto forzada, encorvado, apoyando sus manos sobre sus piernas, cuando no cantaba, y meneando la cabeza de mala manera, no al ritmo de la música. No sé si por haber pasado tantos años tras la batería, pero no me gustó la manera que tenía de moverse, ni sus posturas, casi a lo cagonet de los belenes.

Momento para un clásico de la discografía de los holandeses, “Sadistic Intent”, de su segunda obra, “Diabolical summoning” (Nuclear Blast, 1993). Continuaron con “Into The Forgotten” de su cuarto LP, editado en 1998, seguida de una nueva “Men Down”Hasta ese momento no me estaban convenciendo, ni musicalmente, y menos en escena, quitando los movimientos de Kloosterwaard, el que más se movía era el bajista, echando sus cortinas capilares hacia delante y meneándolas.

Un sonido pregrabado de tortura dio paso a otro tema del cual no puedo dar el título. Con el tema título “Afterburner” me sacaron de mi sopor, con esos riffs tan buenos a cargo de la guitarra de Alex Paul. Anunciaban que quedaban dos temas para despedirse, y éstos fueron el clásico “Cross The Styx”, de aquel primer disco con igual título editado en 1992 por Nuclear Blast, y acabar con “Altruistic Suicide” del último, con una intro atmosférica, y escuchándose fatal la voz con efecto, hasta hubo acoples y la voz siguió escuchándose mal.

Cerca de cincuenta minutos en los que me dejaron una pobre impresión en términos generales. Se filmó su concierto para un futuro DVD, y no sé si le añadirán más imágenes, supongo que sí, porque si no, va a ser un lanzamiento bastante pobre con este flojo concierto. No sé cómo lo harían en sus fechas siguientes por nuestro país. 

A esas alturas de concierto me preguntaba si no hubiesen encajado mejor la buena banda portuguesa de thrash metal, Pitch Black. Creo que hubiese sido mejor visto lo visto hasta esos momentos. Me imagino que la contratación de Antaeus y Sinister fue por los promotores Millenium Fest, que fueron también los organizadores de que franceses y holandeses tocaran dos días antes en Corroios, junto a Opus Draconis y Molestia, ambos grupos portugueses. 

Antes de entrar en detalles en la actuación de Testament decir que en los primeros temas de los norteamericanos seguíamos en la balconada y que por allí aparecieron la bajista y el vocalista de Antaeus. Nos hicimos un par de fotos con ellos, aquí hay muestra de una de ellas, y ¡¡¡madre mía, el papel de maldad que asumen muchos blackers!!!, véase si no, la cara de la chica. Ramiro y yo partidos de la risa, y ella con esa cara de “Damien-Travelo”, en fin. Ver para creer. 

A comienzos del 2005 saltaba la noticia de que la formación más clásica de TESTAMENT (junto al baterista John Tempesta, que ya había formado con ellos) se reunían para una gira especial por Europa de sólo nueve fechas en mayo, pero luego se fueron sumando más y más fechas, tanto por Europa, como por USA, además de unirse el clásico Louie Clemente a los tambores. Cuando se aproximaba la fecha se rumoreaba que quizás no viniera Skolnick, ya que algunas fechas las tenía ocupadas con otros proyectos, ocupando su lugar “Metal” Mike Chlasciak; también se dudaba de la venida de Clemente, siendo sustituido en algunas fechas o por Tempesta o por John Allen (Sadus, y otro que ya había estado en Testament). Salimos totalmente de dudas cuando con nuestro ojos y cuando eran las 23.32 h. en Portugal, salían saludando tranquilamente Chuck Billy (se coloca en el centro), Alex Skolnick (ocupa el lado izquierdo, según miramos), Eric Peterson (a la derecha), Greg Christian (entre Skolnick y Billy) y… John Allen (sentado tras los tambores).

Con un profundo “Are you ready?” de Billy se lanzaron con el gran primer clásico de su repertorio, “The Preacher”, juntándose los dos guitarristas para hacer los solos, acompañando el tema con coros guturales. Es acabar la anterior y enlazan a “The New Order”, continúan sin respiro y aquello sigue calentándose que da gloria con otro enorme clásico, también comenzando con el artículo “the”, “The Haunting”, comenzando el tema los dos guitarristas juntos de nuevo.

Se les ve disfrutando a todos, como si nunca se hubiesen separado. Skolnick con su presencia y su enorme clase tocando la guitarra, a veces juntando sus piernas, doblando su tronco y poniendo la guitarra casi en vertical; Christian tocando su bajo con los dedos y deambulando de un lado a otro del escenario; Billy totalmente recuperado del cáncer, llenando el escenario, no sólo con su corpulencia, si no con su carisma, teniendo más movilidad con su micrófono inalámbrico con el medio soporte; Peterson quizás el que menos se mueve de los del frente, pero con sus riffs demoledores y meneando su cabeza cual jovenzuelo; Allen aporreando sus tambores con energía, técnica y destreza. 

Siguen, y siguen sin parar entre tema y tema, es grandioso, vaya manera de empezar y knockear, aquello suena de muerte. Turno para “Electric Crown”, excelente tema, de, quizás, su disco menos bueno, “The ritual” (Atlantic, 1992). Coros de Skolnick. 

Paran, y son aclamados por nosotros, repitiendo una y otra vez el nombre del grupo. El vocalista presenta a Skolnick, que cambia de guitarra, y da comienzo a “Sins Of Omission”, solo de Peterson y luego de Skolnick. Más respiro, menos mal, tanto para ellos, como para nosotros, pero no dura mucho, ya que arremeten con “Burnt Offerings”, con algún que otro pequeño efecto en la voz, y pistoneando como una gran locomotora a toda velocidad, ¡qué disfrute! 

Presentación para Greg Christian, que entre chacondeo, comienza las líneas (los acordes) de bajo para “Souls Of Black”. Billy al borde del escenario señalando a la peña, metiéndose aún más a la gente en el bolsillo. Después del “descanso” del anterior tema, otro rápido, “Into The Pit”, se nos va a salir la cabeza a base de menearla al ritmo de la música (yo tras las primeras canciones había dejado la balconada y me había ido a situar en el lado de Skolnick). Billy cede el micrófono a la gente a la hora del estribillo para que se dejen la garganta. Momento para tomar energías y descansar algo con “The Legacy”, del álbum de los monjes encapuchados. 

“Practice What You Preach”, nos hace que vociferemos enérgicamente. Los guitarristas dan comienzo a “Trial By Fire”, con utilización de luz roja. 

Brindan a nuestra salud con botellines de Heineken, pero los portugueses comienzan a gritar el nombre de la cerveza de allí, ¡Super Bock! El guitarra principal nos agradece nuestra presencia y apoyo, y Billy dice que es el mejor club. Me emociono al saber que viene “Over The Wall”, una de mis favoritas del grupo y con uno de mis solos favoritos de guitarra. Juegan con los coros de la peña a mitad del tema, y paran de tocar, para brindar esta vez sí, con la cerveza de allí, pura comunión del grupo con el público, retoman el tema y nos aniquilan, volviendo Billy al final a nombrar la cerveza lusa. Son las 0.38 h. y se retiran. 

La gente se vuelve como loca pidiendo más, y al rato vuelven con un “Cheers, motherfuckers!”, cánticos de la gente que Skolnick sigue con la guitarra, para luego marcarse un pequeñísimo recuerdo a ZZ Top, y volvernos a golpear a base de Thrash Metal del bueno con “Raging Waters”, mucho, mucho bueno. Otra de los primeros tiempos, “Alone In The Dark”, con juego final de cánticos con la audiencia. Y aquello se viene abajo con “Discipless Of The Watch”, haciendo Chuck la cruz con el palo del micro, y el bajista apoyando con voz grave en el estribillo.

Se despiden por todo lo grande cerca de la 1 de la madrugada diciendo Billy los nombres de sus compañeros. La gente sigue vociferando y vuelven a salir, yo creía que tocarían otra más, pero sólo es para saludar y decir que volverán el próximo año, ¿con está formación? Por mi firmaría ya que sí, que graben disco nuevo y otra vez a verlos. ¡Qué conciertazo y qué grandes estos tíos! 

En fin, mereció la paliza de viaje por el grandioso concierto de los de San Francisco. Al día siguiente a las diez a coger el autobús para llegar ya de noche a Madrid, y a media noche coger otro autobús para mi tierra. ¡Sarna con gusto no pica!

P.D.: Mis más sinceros agradecimientos a Ramiro y a su compañera Irene por su gran acogida y hospitalidad. ¡Muchísimas gracias de corazón!

Texto y fotos: Starbreaker