MEDINA AZAHARA – Sábado 17 de mayo de 2008, Recinto Ferial (Talavera de la Reina, Toledo)

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Todavía me pitan los oídos cuando escribo esta reseña. Hace apenas diez minutos que ha terminado la actuación de una gente que no veía desde la gira de “Sin tiempo” en 1992. En aquella ocasión, y a pesar de que no es un grupo que me guste demasiado, me dejaron muy buena impresión. En esta ocasión de nuevo tengo que quitarme el sombrero por los grandes músicos que forman el grupo, por las ganas que le echan y por la profesionalidad que demuestran sobre las tablas.

Los cuatro Manolos, Pepe y Paco (podrían pasar por guiris perfectamente) no han hecho el concierto de su vida, en parte por la frialdad inicial del público (demasiado heterogéneo), pero han sabido venirse arriba y sacar adelante una gran actuación, especialmente la segunda mitad, con un final apoteósico que (otra vez por el distinto pelaje del respetable) no todos los presentes supieron degustar adecuadamente.

La versión de “Abre la puerta” de Triana daba comienzo al concierto, con una acogida bastante fría, a la que siguieron “Favorita de un sultán” y “Palabras de libertad” más o menos en la misma línea. En vista de que la cosa no se calentaba, Manuel Martínez tiró de manual y empezó su particular arenga al personal, obligando a cantar el estribillo de “Se me olvidó” y las siguientes “Tierra de libertad”, “El vaivén del aire” y “Tiempos felices”. Al terminar ésta, la cosa andaba ya bastante mejor.

El panel luminoso que cubría las espaldas de los músicos iba mostrando imágenes relativas a los temas que iban ejecutando y daba algo de color al espectáculo, dentro de lo austero de la escenografía. Manuel Martínez anuncia unas bulerías que desembocan en “Se” y un solo de bajo de Pepe Bao sencillamente acojonante, en el que mezcla técnicas de slap al más puro estilo funky del que es un auténtico maestro, con aires arábigo-flamencos para terminar con un reprise del “Anda jaleo” que da fin a la demostración de técnica del ex–Barón Rojo, O’Funkillo y Maneta de Camioneta, entre otros. Este fue el mejor momento de la noche y el inicio de la recuperación del concierto.

Con el siguiente par de buenas versiones de Triana, “Luminosa mañana” e “Hijos del agobio”, no le hizo falta a Manuel apretar mucho al público para que las destrozara con los cánticos desafinados propios de la situación, e inmediatamente después presentó “Córdoba”, que dio paso a otro de los momentos importantes de la noche, “Paseando por la Mezquita”. Hay que joderse, con perdón, lo bien que sigue sonando a pesar de tener 30 años ya. En este momento no pude contenerme y le solté una del abuelo cebolleta a mi hija, a la que llevé al concierto para que vaya engrosando su currículum. Parece que fue ayer cuando estaba echando monedas de cinco duros al “Space Invaders” mientras sonaba esta canción de fondo en un pub de mi pueblo… en fin, corramos un (es)tupido velo.

Manuel Reyes se hizo su solo de batería tras el clásico más clásico de Medina Azahara, y tras él empezaron a sonar algunos compases de “Strange Kind Of Woman” de Deep Purple (grupo del que destriparon fragmentos de varios de sus clásicos durante toda la noche) y otros más de “Lazy” para dar paso a su versión más aplaudida de Triana, “El lago”. Le siguió “Velocidad”, con un despiste importante de Paco Ventura en los coros que solucionaron con habilidad y con la risa cómplice de Pepe Bao. La mayoría ni se enteró, pero en directo hasta el mejor escribano hace un borrón (como debe ser).

Para finalizar la primera parte, “Necesito respirar” y “A toda esa gente”, perfectamente coreada por los varios miles de gargantas, muchas de ellas bastante afectadas ya por el whisky y los excesos de las fiestas.

Tras la despedida y el apagón empieza a sonar el inconfundible riff del purpleliano “Burn”, al que sigue un solo de guitarra de Paco Ventura que desemboca en una adaptación del “Adagio” de Albinoni y en la última versión de Triana de la noche, “Tu frialdad”. Y como la cosa iba de versiones, no podía terminar de otra forma que con “Todo tiene su fin”, cover de los Módulos para el que solicitaron la ayuda de tres señoritas del público que subieron al escenario para tener sus cinco minutillos de gloria y demostrar que se la sabían.

Una vez que el espontáneo trío se situó de nuevo en su espacio reservado entre el respetable, Manuel Martínez fue presentando al resto de miembros del grupo sobre fragmentos del “Smoke On The Water” y “Black Night” de Deep Purple, “Stone Cold” de Rainbow, “Whatever You Want” de Status Quo y “Jump” de Van Halen, y con esto terminaron.

Cuatro cosas más a considerar:

1.- Manuel Martínez cantó el 50% del tiempo. La otra mitad se fue entre solos de guitarra, bajo y batería, público cantando (al que mostraba el micro en cada estribillo de cada canción), el inconmensurable trabajo de Manuel Escudero, gran cantante que hizo de corista y voz principal ocasionalmente, y el quite que le hicieron las tres marías que subieron al final.

2.- El Manuel que queda por nombrar, Ibáñez, toca los teclados y apenas se le ve. No por falta de masa corporal precisamente, sino porque se mantiene en un discreto segundo plano y realiza una labor soberbia con su instrumento.

3.- Manuel Reyes sigue teniendo un gusto exquisito tocando la batería. Hábil, contundente y con gran variedad de golpes y ritmos.

4.- Pepe Bao es un monstruo de las cuatro cuerdas. Paco Ventura es otro monstruo, de las seis.

He tenido la suerte de ver a Medina Azahara un par de veces en sus primeros años, con Miguel Galán en la guitarra y toda aquella ristra de buenas canciones de sus dos primeros discos “Medina Azahara” y “La esquina del viento”. Después volví a verlos en unas fiestas de San Isidro en Madrid, y no volví a saber de ellos en directo hasta la gira de “En Al-Hakim” en la que estaban reviviendo tras una temporada bastante gris. La última vez que los vi fue hace 16 años como ya he dicho al principio. Cuento esto porque he podido comprobar que están exactamente igual de bien de forma que en las anteriores ocasiones, independientemente de cómo hayan sonado esta noche o de la respuesta del público. Hay que agradecerles que sigan con la misma energía o más que hace tres décadas. Otra cosa bien distinta es que me gusten o no los temas nuevos, que va a ser que no mucho, pero hay que concluir que tienen uno de los mejores directos, si no el mejor, que pueden verse por los escenarios de por aquí.

Ah, y dos horas y pico de concierto. Que aprendan otros.

Texto: Alvar de Flack

Fotos: Janny & Starbreaker