Editorial Febrero 2003: “A cuento de los llantos de guerra…”

¡ Comparte esta noticia !

No saber encajar una crítica es síntoma de inmadurez. Canalizar una venganza a través de propiciar un linchamiento virtual es síntoma de desequilibrio emocional, además de amputar el ejercicio del derecho Constitucional a la libertad de expresión (Artículo 20.1 apartados a) y b) ). Pero lo que de verdad queda cutre es tratar de maquillar las carencias intelectuales, incluso la falta de imaginación, introduciendo elementos de ínfimo nivel técnico, sobrado de verborrea y de nulo interés para ningún ser con alguna cosa importante que hacer en sus ratos de ocio. Cuando en un intercambio de impresiones la otra parte suelta aquello del “¡…y tú más!” está todo dicho. No hay más que hablar. Error político grave por su parte, porque todo lo que se consigue es cerrar puertas, claro que no todo el mundo tiene capacidad de salir airoso de un desencuentro. Es de necios echar carnaza a los gatos como si fueran tigres porque al final se les indigesta. A menor coeficiente intelectual, mayor pasión por lo escatológico, hay que joderse.

El gusto por la música es lo que es porque no está sujeto a reglas más que las que imponen los sentidos del individuo. Otra cosa son las normas de composición o interpretación, pero supongo que esto preocupa poco. Cuando se es personaje público hay que atenerse a las consecuencias, y cuando se intenta hacer negocio ofreciendo arte también se corre el riesgo de que esa obra no sea valorada en la medida que uno quisiera. Si se intenta hacer una cruzada cada vez que se reciba una crítica contraria es que se está en el mundo equivocado. Quizá fuera mejor que siguierais en algún lugar de los mares de estrellas, dispuestos a combatir contra vampiros… Para vosotros vuestro mundo, yo prefiero seguir atendiendo a la diversidad y sin mover los pies del suelo.

Lo sentimos por los intereses, también lo sentimos por quienes buscan autocomplacencia, por los fanáticos, por los puristas juntaletras, por los periodistas y pseudoperiodistas, por los que no quieren ver y por los que seguirán sin saber lo que escuchan. Sin embargo nos alegramos por los fabricantes de bastoncillos pa los oidos y por quienes no necesitan vender motos. La honradez se demuestra, no se vomita. La verdad no se posee, se busca permanentemente.

Ah, se me olvidaba, comparto lo dicho por mi compañero y además soy de ciencias puras.

Alvar de Flack