Editorial Octubre 2005: “Pagar por tocar”

¡ Comparte esta noticia !

En estos días parece obligado hablar de Fernando Alonso y su hazaña al ganar el mundial de Fórmula 1. Pero como esto es una web estrictamente musical, me voy a quedar únicamente con las declaraciones que Alonso hizo en la rueda de prensa, y que tanta polvareda han levantado. En ellas, y aprovechando la atención que generaba su presencia en esos momentos, se quejaba abiertamente de la falta de apoyo que tuvo en sus comienzos.

Esto es perfectamente exportable a otros ámbitos de la vida, corregido y aumentado en el caso del Rock. Los grupos que empiezan, salvo contadas excepciones, cargan sobre sus riñones todo el peso de la promoción, gestión de conciertos, grabaciones y todo los pasos necesarios para darse a conocer. Sus bolsillos deben asumir el esfuerzo de pagar por grabarse el disco, pagar por tocar, pagar porque sus canciones se oigan en la radio o pagar por que sus discos sean reseñados en cualquiera de las publicaciones profesionales que encontrarás en los quioscos. Grupos que se auto-financian su disco y lo ofrecen a las Compañías con todo el trabajo y el esfuerzo ya hecho, incluso renunciando a los futuros royalties para que ese dinero se reinvierta en promoción, o que tienen que poner en juego su patrimonio personal para darse el gusto de tocar en directo aún perdiendo dinero.

¿Tan mal está el panorama como nos lo hacen ver? La industria del disco sigue echando balones fuera, quejándose de la piratería como principal causante de la crisis, y la música en vivo, algo que siempre se salvaba de la quema, obliga a la mayoría de los grupos a considerar un sueño inalcanzable poder vivir en algún momento de su pasión, esa que les roba tantas horas de sueño, de estar con la familia o de hacer cualquier otra actividad de ocio, para generarles deudas, estrés y dolores de cabeza. Viendo la cantidad de discos que salen al mercado cada mes y la cantidad de conciertos ofrecidos en cada rincón de nuestro país, esta crisis tiene un curioso modo de comportarse ¿alguien se está forrando a costa de esto? ¿Quién puede ser el destinatario del dinero que gastamos en cada concierto, tanto en entradas como en copas mientras esperamos o disfrutamos del grupo? Si descartamos a los grupos, que en la mayoría de los casos se conforman con cubrir gastos, nos quedan los promotores, dueños de las salas y empresas de alquiler de equipo. Ni quiero ni voy a entrar en buscar el destinatario del dinero, cada uno lleva su negocio como mejor sabe y más rentabilidad le saca, pero si no cuidamos la “cantera” de grupos, tendremos un grave problema a largo plazo, si no lo tenemos ya.

Aprovecho la ocasión que me brinda este editorial para dar la bienvenida a The Sentinel a un nuevo compañero, habitual de nuestro Foro de Debate y que ha aceptado formar parte de nuestro equipo. No sabe donde se ha metido. Por lo pronto, ya le hemos Crucificado.

Shan Tee