Editorial Septiembre 2008: “De resaca”

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Con la resaca de las Olimpiadas, oliendo todavía a Aftersún, con lo nuevo de Metallica de fondo y a la espera de ver con qué nos sorprende AC/DC (aunque las palabras “sorpresa” y “AC/DC” no se lleven bien) nos disponemos a empezar otro curso lectivo, otra liga de las estrellas, a soportar otro bombardeo de anuncios de fascículos coleccionables de esos que empiezas -porque con el primero te regalan medio de mortadela- pero que nunca acabas, y a ver qué nuevos lanzamientos discográficos temporada otoño-invierno están por venir.

Da un poco de vértigo ver cómo el interés musical se sigue centrando en los nuevos trabajos de los de siempre mientras te siguen apareciendo canas y te planteas si tus orejas no volverán a escuchar jamás a un súper-grupo al uso, de esos que se convierten en la máxima atracción rockero-internacional, estrellas indiscutibles del panorama, mesías del rock que vendrá, ídolos a quien adorar una temporada y sacudir patadas en las espinillas cuando estén en lo más alto, para enterrar en vida pasado un tiempo prudencial y poder sacar así cientos de caras B, tomas desechadas del estudio, temas inéditos, versiones remasterizadas, discos-tributo, directos y recopilatorios. ¿Es que ya nadie quiere hacerse rico estirando el pezón hasta que se seque la teta? ¡Joder, sí que ha cambiado el cuento!

Ya lo decía un amigo mío, “tú mucho criticar pero ya los echarás de menos, ya…” y qué razón tenía. Ahora que Mago de Oz ya no son lo más de lo más y no hay nadie que ocupe ese lugar (esperad, que tiro de la cadena y vuelvo), con los Barones y los Obuses dando tumbos por esos escenarios. Con Guns’n Roses fuera de combate, Metallica intentando sacar la cabecilla de entre el lodo con que ellos mismos se cubrieron, y con los dinosaurios de siempre resistiéndose a morir, ¿volveremos a ver duras pugnas por el cetro mundial entre Led Zeppelin y Deep Purple? ¿Conseguirán Queen y Paul Rodgers hacer recordar a los Queen de verdad? ¿El nuevo disco de AC/DC será lo que debe ser y seguirán reinando por los siglos de los siglos? ¿Y Black Sabbath o Aerosmith qué, otra vez llenando pabellones? Estas y otras preguntas serán resueltas en los anuncios televisivos de estas navidades.

Mientras tanto, en la red ya se ha abierto la veda de las conjeturas, que si el “Chinese Democracy” ese sale ya mismo, que si el “Nostradamus” va a devolver a Halford y compañía a donde deben estar (esto no lo entiendo muy bien, no sé si se refieren al geriátrico, al limbo de los justos o al olvido más absoluto). Como veis, parece que no ha pasado el tiempo, sin embargo siguen aumentando las canas, aunque me queda el consuelo de poder contarlas, que muchos de los citados ya ni eso.

¿Y qué hay de los nuevos valores entonces?, porque parece como si hubiera un contubernio judeo-masónico internacional para evitar que nadie se haga con elnamber guan del rockerío general. Yo creo que hay muchos y buenos, pero la cosa de los cuartos no da para más. Quizá algún mojigato con estrella termine por llevarse al huerto a la gran masa de mente obtusa, o tal vez el grupo de tu barrio, al más puro estilo Camela, se pongan a vender cintas en las gasolineras y terminen haciendo giras descomunales por el mundo mundial a la vez que nos sueltan alguna coz en los morros por aquello de la excepcionalidad. Pues mira, ojalá.

Mientras tanto voy a ver si me desperezo un poco, que está la cosa en una dinámica demasiado tranquila y la temporada se presenta muy, pero que muy movida. A ver que encuentro por aquí contra la resaca del extra heavy ese en el que me dejé el sueldo de agosto por aquello de la solidaridad, y que tantos sueños me ha jodido.

Alvar de Flack