TRITÓN + PUNTO DE MIRA + ANTIGUA + PEATÓN CRUSOE – Jueves 23 de diciembre de 2010, sala Rimo y Compás (Madrid)

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Era un día especial, sin duda. En esta vorágine de reuniones de grupos ochenteros, ya faltan pocas bandas de aquella década que aún no han dado el paso de volver a presentarse ante su público, o lo que queda de él 20 años después.

Tritón siempre ha sido ejemplo de “lo que no pudo ser y pudo haber sido”, después de ganar el por entonces prestigioso concurso “Villa de Madrid”, lo que les dio derecho a incluir un tema (“Loco maravilloso”, dedicado a Hendrix) en un EP que editó el Ayuntamiento al efecto. Tras él, una reestructuración en la banda dejó fuera al hasta entonces cantante, el carismático Lili, sustituido por Máximo González y al batería José Antonio Nogal por Manolo Caño. Estas incorporaciones se unían a los iniciales José Luis Aragón (bajo), Enrique Castañeda (teclados) y, por supuesto, Javier Mira, quien se revelaba como uno de los guitarristas más sobresalientes de la escena española. Esta formación sólo grabó un disco, aquel homónimo “Tritón” que en 1985 sorprendió a todos por su frescura y personalidad, y por esa guitarra que revelaba una pasión por Hendrix y Eddie Van Halen.

Trampas, zancadillas y un desprecio inmerecido por parte de la industria musical de aquel momento hicieron que el hipotético segundo disco de Tritón, ya con José Martos y Ángel Arias en la banda, nunca viera la luz. Y la historia de Tritón quedó inacabada.

Javier Mira, líder de aquella formación, no ha estado parado desde entonces. Su último proyecto, Punto de Mira, ya tiene 3 discos en la calle, como bien sabéis, y en varias ocasiones ha rechazado las ofertas que le han llegado para revivir aquellos Tritón que tan buen recuerdo nos habían dejado.

Y ahora ha llegado el momento. Gracias al empeño personal de Lola Gago, manager de Punto de Mira, hemos tenido la suerte de poder recuperar al menos un concierto de aquellos Tritón que grabaron su único disco. Lola, con mucho empuje y dedicación, movió todos los hilos necesarios para localizar uno a uno a todos aquellos músicos y convencerles para que se reunieran una noche sobre un escenario, como forma de homenajear a Javier Mira y para dar gusto a todos los que queríamos ver aquella formación tocar algunos de aquellos históricos temas.

La noche iba a ser memorable. Lola organizó un amplio cartel en el que 3 grupos muy vinculados entre sí nos iban a satisfacer por partida cuádruple. Con varios músicos comunes en estas bandas, Peatón Crusoe, Antigua y Punto de Mira completaban esta noche, cuya presencia de los resucitados Tritón era el máximo aliciente.

El encargado de hacer todas las presentaciones esta noche iba a ser nuestro buen amigo Raúl “Akira”, conocido locutor radiofónico cuyo apoyo a los grupos nacionales desde su programa “La Frontera del Silencio” es bien conocido por todos. 

Sin duda se trata de un grupo diferente. Su único disco (“Rock náufrago” – 2007) llama la atención por lo original de su propuesta, con composiciones que se salen de la norma y cuyas primeras escuchas desconciertan un tanto, pero a las que después se les saca bastante partido. En la banda, músicos conocidos como Casta (guitarra) y Micky (bajo), pertenecientes también a Punto de Mira, junto al otro guitarrista José M. Martínez, hasta hace poco en las filas de Antigua. Con respecto al disco nos encontramos dos novedades. Luis Frutos sustituye a Jotaí para ponerle voz a estos temas, y Mozart (ex Iguana Tango) está tras los tambores en lugar de Teo Suazo, centrado ahora únicamente en Punto de Mira.

Yo nunca había tenido oportunidad de ver en concierto a Peatón Crusoe, y tenía bastante curiosidad por saber cómo iban a llevar al directo estos temas. Su situación en el cartel, abriendo la noche, hizo que en el inicio de su concierto la sala se encontrara aún con menos de la mitad del aforo cubierto, aunque a medida que su set avanzaba se fue cubriendo hasta completar casi por completo la capacidad máxima de Ritmo y Compás.

El concierto se abrió con “Furia”, perteneciente a su disco debut. Algunos problemas de sonido hicieron que la voz apenas se escuchara en este primer tema, algo que afortunadamente fue solventado ya para su segunda canción, “Prohibición”, uno de los temas nuevos que nos ofrecieron.

La mayoría del público asistente desconocía estos temas, lo que unido a la dificultad de llevar al directo este tipo de composiciones, hizo que su concierto fuera recibido con bastante frialdad por parte del público, a pesar de los intentos de los músicos por agradar al personal.

“Cierra el grifo” animó en cierta medida a los asistentes. La banda suena en directo mucho más cañera que en disco, aunque el rendimiento del nuevo cantante Luis Frutos no nos terminara de convencer, no así el nuevo batería Mozart, con buen nivel. José y Casta se alternaban el protagonismo en ambas guitarras, adoleciendo únicamente de una mejor puesta en escena, demasiado anclados a ambos lados del escenario.

Otros dos temas nuevos (“Anillos” y “No estás”) nos llevaron hasta “El rebaño” e“Iguana”, más familiares por pertenecer al disco. Estos temas son difíciles de trasladar al directo, y si le unimos el desconocimiento general sobre ellos, tenemos el motivo por el que el grupo no terminó de contactar con el público.

Una gran parte de los asistentes, que no habían escuchado a la banda con anterioridad, quedaron realmente sorprendidos con “Largo Al Factotum”, una curiosa versión de este aria perteneciente a la ópera “El Barbero de Sevilla” de Rossini, que Peatón Crusoe incluye en plan rockero en su disco, y que a la postre resultó ser la parte más interesante de su concierto, gracias también la excelente interpretación de Luis Frutos en el tema más exigente de su repertorio.

Para finalizar su set, el grupo se despidió con un tema nuevo llamado “Vendaval”, más asequible y directo de lo habitual en Peatón Crusoe, y por ello llegó con más facilidad a los oídos del público que ya prácticamente llenaba la sala.

La conclusión que saco al ver al grupo en vivo por primera vez es que su propuesta tiene dificultades para enganchar en directo. Son temas más propicios para escuchar en casa y descubrir todos los detalles que atesoran, y sobre un escenario les cuesta conectar con el público. Aun así, sólo es la sensación de una primera vez, sobre un concierto en el que pocos asistentes iban con el expreso deseo de verles a ellos. Espero que haya oportunidad de corroborar o no esta sensación en una nueva oportunidad. 

De nuevo Raúl “Akira” ejerció como maestro de ceremonias, presentándonos al segundo grupo de la noche. A diferencia de Peatón Crusoe, son muchas las veces que hemos visto a Antigua en directo, y sabemos que son un seguro para pasárnoslo bien. El grupo liderado por Juan Olmos tiene ahora una sola guitarra, en la persona de su inseparable Nacho Ortiz, tras la baja voluntaria de José José M. Martínez, ahora centrado únicamente en Peatón Crusoe. En el bajo está ya consolidado Fran Rodríguez, excelente bajista y mejor persona que se ha adaptado a la perfección tanto al estilo como al buen ambiente reinante en el grupo. Y en el siempre inestable puesto de batería de Antigua tenemos de nuevo a Ernesto Sánchez, conocido de otras épocas del grupo y de la primera formación de Punto de Mira. Su actual domicilio bilbaíno le hace tener complicada su permanencia estable en la banda, pero no se quiso perder esta ocasión de participar en este histórico concierto.

Con la banda en el escenario, Juan nos pidió permiso para hacer una miniprueba de sonido, seguramente porque con tanta banda en el cartel no habían podido hacer ningún test satisfactorio en la tarde del concierto. El caso es que duró menos de un minuto, y si sirvió para que tuviéramos mejor calidad de sonido, bienvenida sea.

El caso es que desde el principio de su set, el carisma de Juan Olmos y la competencia de la banda nos metió a todos en el bolsillo. De forma sorprendente, la banda comenzó el concierto con su “Villancico”, un tema inédito que, en clave de blues, la banda puso en circulación hace unos meses y que podéis encontrar en el Youtube. Dadas las fechas en que nos encontramos, fue un bonito detalle que sirvió para que todos entráramos en calor.

El concierto continuó con “No puedo más”, de su primer disco “Trece razones para seguir”, con ya todo el público en su bolsillo. El tema fue alargado en su parte central, incluyendo algunos retazos del histórico “Get It On” de T. Rex, aprovechando que la base rítmica de ambos temas es similar, con toda la sala bailando y disfrutando del momento.

Antigua había preparado el concierto de forma especial, entendiendo perfectamente el sentido festivo de esta noche. Precisamente por ello, serían varios los músicos invitados a su concierto. El primero de ellos, José M. Martínez, a quién habíamos visto un rato antes con Peatón Crusoe, y quien perteneció a la primera etapa de Antigua. Con este guitarrista compartiendo labor con Nacho Ortiz la banda se arrancó con “Si estás de paso”, con una demostración impresionante de capacidad vocal de Juan Olmos. Alguno de los asistentes, cerca de mí, desconocía la labor de Juan en directo y no daba crédito a la potencia de voz que mostraba en este tema. Pero pudo terminar en desgracia. En un momento en medio del tema, Juan se subió a uno de los monitores que estaban al borde frontal del escenario, este se movió y Juan intentó poner el otro pie un metro a su derecha… justo donde no había nada. El resultado es que se despeñó al suelo dándose un golpe enorme. Yo me encontraba en las primeras filas, pero no lo suficientemente cerca para ver donde cayó. La banda seguía tocando mientras yo me intentaba acercar a ver la situación, porque ciertamente me asusté. Y antes de conseguir verle, de repente oí su voz… ¡¡cantando de nuevo!! Juan había conseguido recuperar el micro, y desde el suelo seguía cantando la canción. Como pudo se levantó y terminó de cantar el tema entre el público de las primeras filas, sin dar muestras del dolor que sin duda llevaba en el cuerpo. ¡Increíble!

Terminado el tema volvió a subirse al escenario, y bromeando sobre el incidente, despidió a José de escena para dar la bienvenida al siguiente invitado, su buen amigo “Mafia Boy”. Con el carismático guitarrista y cantante en escena, sonó “Rock & Roll Business”, tema perteneciente a “La noche de los vampiros”, segundo disco de Star Mafia Boy, y del que circula un vídeoclip en Youtube con la colaboración de Juan Olmos. El tema sonó como un cañón, Rock & Roll festivo y vacilón que fue uno de los momentos más inspirados de su set.

Al término, Ernesto Sánchez nos ofreció un solo de batería, tras el cual la banda apareció de nuevo en escena con un nuevo invitado: Miguel Ángel López “Cachorro”, guitarrista de amplio currículum que actualmente comparte grupo con Juan Olmos en Harakiri, pero que también le hemos podido encontrar en múltiples bandas (Coz, Pánzer, Chino Banzai…). Con Miguel Ángel en escena la banda nos ofreció una versión de Asfalto, nada menos que “Es nuestro momento”. Este tema formará parte de un tributo a Asfalto que verá la luz en los próximos meses, y posiblemente también estará incluido en el segundo disco de Antigua. El caso es que el tema suena brillante, rockero y muy digno. El único problema fue que, mediado el tema, Juan dejó de oírse por su monitor, circunstancia que le desconcentró y le tuvo preocupado hasta el final de su concierto.

A pesar de lo limitado del tiempo disponible, Juan quiso mostrarnos algo de lo que tiene ya preparado para el nuevo disco de Antigua, en concreto el tema “Sangre, sudor y buen rollo”, y por lo que pudimos comprobar, mantiene la misma línea de Rock and Roll alegre y vivaz de su disco de debut. En la parte del solo de guitarra, Juan salió corriendo hacia la mesa de mezclas a intentar solucionar el problema con su monitor, volviendo a tiempo para completar la interpretación.

Para finalizar, como todos esperábamos, “Que empiece el show”, esta vez sin invitados. O al menos, sin invitados sobre el escenario, ya que siendo el tema más conocido de la banda, era cantado por todo el público asistente. Consciente de ello, Juan alargó bastante el estribillo, dejando al público que cantáramos solos, mostrando que este grupo ha llegado bien hondo a los gustos de, al menos, todos los que llenábamos la sala en esta fría noche de diciembre.

La ovación con la que despedimos a Antigua así lo atestiguó. 

Tras otra brillante presentación de Raúl “Akira”, en la que ensalzó las virtudes tanto musicales como personales de Javier Mira, homenajeado esta noche, se dio paso al actual grupo del brillante guitarrista madrileño.

Algo más de un mes antes del concierto, la banda anunció la salida de su cantante Gabriel Boente, y para el día de este concierto aún no tenía sustituto, por lo que para la mayoría de los asistentes era una incógnita saber quién sería la persona que se haría cargo de la labor vocal para este concierto.

Y la incógnita se mantuvo también al inicio, puesto que con el resto del grupo en escena (Teo Suazo a la batería, Miki al bajo y Casta a la otra guitarra), fue Javier Mira quien se dispuso a cantar él mismo el tema con el que abrió el concierto, “El mago”, aprovechando que su voz también es la que aparece como titular en la versión de estudio de este tema, perteneciente a “Algo irreal”, primer disco de la banda. Y la verdad es que a nivel vocal Javier cumple, pero nada que ver con su impresionante aportación a la guitarra, de la que dio muestras constantes durante todo el concierto.

Evidentemente Javier no iba a cantarse todo el concierto, y para el segundo tema de la noche nos presentó a uno de los vocalistas que iban a colaborar con la banda en este concierto. Este primer cantante fue David Toledano, quien fue cantante de un grupo llamado Crienium. Con una imagen más heavy que el viento, David mostró una voz muy en la línea de Gabriel Boente, es decir, con constante búsqueda de agudos imposibles. Esto le hace apropiado para cantar los temas compuestos para la voz de Gaby, como fueron “Sueño azul”, trepidante y contundente y “Sangre caliente”, ambas muy exigentes a nivel vocal al necesitar unos agudos extremos que David consiguió alcanzar, mostrándose como una alternativa válida si la voluntad de la banda es encontrar un cantante similar a Gabriel Boente.

Tras estos dos temas, David Toledano se despidió y Javier dio la bienvenida al segundo cantante que tenía preparado, que no era otro que Juan Olmos, recuperado ya del concierto ofrecido con Antigua, aterrizaje forzoso incluido.

Y bastaron los primeros instantes de “Tu sangre me sienta bien” para que la magia que este dúo consigue nos demuestre que cualquier otra cosa se queda pequeña. Es una lástima que las circunstancias que sean (y en las cuales no voy a entrar) impidan que Javier Mira y Juan Olmos sigan trabajando juntos, porque el feeling, la complicidad y la admiración mutua que manifiestan se transmite al público de forma extraordinaria, demostrando que esta unión va mucho más allá que la suma de las partes.

Y como sabemos que, al menos a día de hoy, esto no puede ser, nos preparamos para disfrutar de lo que nos tuvieran preparados. El segundo tema fue “Me pones a 100”, y desde luego así nos pusieron a todos los asistentes, con una demostración constante de complicidad y compenetración. Con el resto de la banda en su papel de soporte a las dos estrellas, Juan y Javier se superaron a sí mismos demostrando la magia que surge entre ellos.

Lamentablemente, sólo serían tres los temas en los que los veríamos juntos. El tercero de ellos, para sorpresa del propio Juan (no debían haberlo preparado) fue “Olvídalos”, un trepidante Rock and Roll que sonó increíblemente. El tema comienza con un riff vacilón de Javier Mira, que apareció en escena con unas no menos vacilonas gafas con lucecitas. El tema fue alargado en su parte central, con una nueva exhibición de Javier Mira a las 6 cuerdas.

A su término, Juan Olmos fue despedido con una sonora ovación, mientras Javier presentaba al tercero de los cantantes que iban a colaborar con Punto de Mira esta noche. Se trataba de Ángel Rubín, cantante de los cántabros Adgar. Con Ángel en escena, la banda mostró su potencial con dos temas de su último disco, la contundente “Oro y oración” y el tema que dio nombre a ese disco, “Puerta de salida”. Ángel Rubín mostró muy buena voz, suficientemente versátil para atreverse con los agudos de estos temas y no quedarse ahí, sino conseguir imprimirles su personalidad. En el debe, su imagen es bastante mejorable, sin que esta circunstancia deba ocultar su buena predisposición en escena.

Desconocemos si uno de estos vocalistas se quedará con el puesto de cantante en Punto de Mira, pero esta noche fue una buena prueba de fuego para ellos. Esperamos un pronto desenlace que de continuidad a la banda. 

Nuestro amigo y compañero Raúl Akira volvió escenario para presentar el plato fuerte de la noche, lo que todos estábamos esperando. Pero antes de ello, dio paso a Lola Gago, manager de Punto de Mira y verdadero artífice de que esta reunión haya podido llegar a buen término. Ella, con su empuje y perseverancia, consiguió reunir a toda aquella formación que grabó el único disco de Tritón que llegó a ver la luz, y sus contagiosas ganas de que esta fiesta culminara es algo que no debía quedar oculto.

Lola se acercó al micro y nos habló de Tritón, de las circunstancias que rodearon a la banda hace 25 años y los motivos por los que este prometedor grupo se fue al traste. Toda una lección de historia del Rock para todos los allí presentes, y toda una demostración de la necesidad que tenía la figura de Javier Mira de un homenaje como este. Desde mi posición pude ver cómo Javier se emocionaba ante estas palabras, y cómo quiso corresponder con lo que mejor sabe hacer: tocar la guitarra.

Y por fin teníamos, 25 años más tarde, a Tritón sobre el escenario. Solo algunos de sus componentes siguen en activo, como el bajista José Luis Aragón (Harakiri) o el batería Manolo Caño (hasta hace poco en Coz). El teclista Enrique Castañeda hace tiempo que abandonó la música, y una de las piezas fundamentales de esta reunión, el vocalista Maxi González, hace muchos años que abandonó el Rock, tras su fugaz paso como cantante de Barón Rojo, y lleva dos décadas dedicado a cantar en Musicales para el teatro.

La expectación era máxima, y bastaron las primeras notas de “Tritón” para que se desatara el delirio. Para no desentonar con el espíritu del concierto, Maxi González llevaba un atuendo exacto al que le recordamos, vestido de negro incluido un largo guardapolvos, y bajo él una camiseta amarilla. La banda era llevada en volandas por un público que llevaba mucho tiempo esperando este momento, y eso disimulaba algunas lagunas de algunos músicos que llevaban mucho tiempo sin enfrentarse a un concierto de estas características. En concreto me llevé la impresión de que Maxi estaba algo desbordado por el momento y le costó meterse de nuevo en su papel de cantante de banda de Rock, y en los primeros temas estuvo algo dubitativo.

Pero daba igual, no era el momento de buscar la actuación perfecta, sino la emotividad, y de eso andábamos sobrados. Basta comparar el estado de forma de Tritón con otras reuniones de grupos coetáneos para comprobar que, si bien se notaba el limitado número de ensayos, nos ofrecieron un espectáculo más que digno.

Con “A tope de amor y lujo”, segundo tema de la noche, la cosa mejoró. Con una simbiosis perfecta con el público, la banda se fue encontrando a sí misma a medida que avanzaba el concierto, con un Javier Mira espectacular, como siempre. José Luis Aragón también estuvo muy entonado toda la noche, moviéndose por el escenario de forma muy elegante.

El tercer tema fue “Esclavos de tu fe”, una canción que se quedó fuera de aquel disco y que ha estado durmiendo el sueño de los justos durante 25 años, hasta que hace poco Javier Mira la mostró en un montaje con fotos que publicó en su Facebook. Y tras escucharla en directo se confirma la opinión que me formé cuando la oí por primera vez hace menos de un mes: ¿Por qué se quedó fuera del disco? Es un temazo como la copa de un pino, en mi opinión superior a alguno de los temas que sí tuvieron cabida en el disco. Nunca es tarde si la dicha es buena, y me alegré de, por fin, poderla escuchar en directo.

Desgraciadamente no habría tiempo para escuchar todos los temas del disco, pero sí que tuvimos oportunidad de disfrutar de los más representativos, como “Sin control”, uno de los más destacados, con la banda ya más suelta, pasados los nervios del inicio, y aupados por la buena respuesta del público. Maxi se reencontró consigo mismo y estaba ya mucho más suelto que al principio, mejorando la sensación general. El tema sonó cañero y contundente, y nos llevó a todos en volandas hasta el final.

Para terminar el concierto, “Principio y fin”, el tema más largo y elaborado del disco, que fue alargado aún más esta noche, estirando toda la parte intermedia para incluir las pertinentes presentaciones de los músicos (con mención especial a Lola Gago), y agradeciéndonos a todos nuestra presencia allí. Si bien este tema es el más complejo y más trabajado de los que Tritón tuvo en su repertorio, en absoluto se hace pesado, bien al contrario logra enganchar con el personal en todo el extenso minutaje al que fue llevado. Tras él, la banda se despidió pero todos sabíamos que habría más.

Una lluvia de globos sobre el público nos animó a requerirles de nuevo sobre el escenario, y no se hicieron de rogar. “Viejos locos” fue el tema elegido para dar, ahora sí, punto final a este emotivo concierto, en el que todos disfrutamos a tope (de amor y lujo), y quedándonos con la sensación de haber asistido a un día muy especial.

Al final, me quedo con la imagen de los 5 músicos abrazados el borde del escenario, felices por haber llevado a cabo algo que parecía imposible. Y felices por ver la respuesta de la gente que llenó la sala, algo difícil de ver en estos días, llena de viejos seguidores que les vimos en su época (como el que suscribe), nuevos fans que descubrieron a Javier Mira ya en Punto de Mira y, muy importante, un buen puñado de colegas músicos que no quisieron perderse esta ocasión de recuperar un momento mágico trasladado 25 años en el tiempo.

No sé si esta reunión se quedará en flor de un día o tendrá algo más de continuidad. El tiempo lo dirá, pero yo siempre estaré orgulloso de haber estado allí.

Texto y fotos: Santi Fernández «Shan Tee»