Editorial Diciembre 2015: “A remolque”

¡ Comparte esta noticia !

Autosave-File vom d-lab2/3 der AgfaPhoto GmbHHace años –algunos lectores lo recordarán-, en The Sentinel éramos muy aficionados a las metáforas, referencias y comparaciones culinarias, tanto en el foro de debate como en las mismas reseñas de los discos. Quizás por ser algo sobre lo que todos podemos opinar, las comparaciones con la comida eran de lo más socorrido en esta web. Así, enlazando con esta vieja tradición nuestra, haré un paralelismo que todos entenderéis en seguida: nadie mezcla –espero- un buen vino con gaseosa, y no solemos acompañar una mariscada con agua. De la misma manera, hay discos que hay que disfrutarlos con un buen equipo de sonido, en formato físico y sentado cómodamente en el comedor. Uno debe ser consecuente en la vida, y la música también es un placer de lo más delicado.

Hace unos días me encontraba, precisamente, poniéndome un viejo vinilo llamado “Before The Flood” (1974), un directo doble de The Band con Bob Dylan. Una de esas maravillas que hay que disfrutar como toca, es decir, en vinilo y a la vieja usanza. Además, si quería escuchar ese disco no tenía otro remedio, porque yo no tengo spotify y, que yo supiera, no había prácticamente nada de Bob Dylan colgado en youtube. Sony Music así lo quiso hace tiempo y combatió arduamente cualquier tipo de piratería. Chapeau por ellos, hicieron lo que muchos no han podido hacer.

Cuál fue mi sorpresa al descubrir recientemente que youtube había habilitado finalmente canciones de Dylan con buena calidad de audio en un canal propio. Está prácticamente todo. Y no sólo de Dylan: muchísimos artistas ya tienen un canal “oficial”, no sólo de videoclips, donde uno puede escuchar toda su discografía. Seguro que lo habéis visto hace ya tiempo, porque son unos vídeos con un diseño calcado: la portada del álbum difuminada de fondo, la misma portada a la izquierda y la información de la canción a su derecha, en letras blancas.

Si no me falla la memoria, youtube se abrió en 2006. Desde sus primerísimos inicios, los usuarios ya vieron que aquello era un buen medio para compartir música. Al principio, eso sí, con una calidad pésima de audio. Poco a poco fueron mejorando el sonido, y, cuando colgar música se volvió habitual, empezaron a bloquear usuarios y a borrar vídeos por infringir el copyright. Vídeos que eran vueltos a subir una semana más tarde por otra persona. La cosa se complicó cuando este medio decidió poner anuncios en los vídeos y que el usuario que los había subido sacara beneficios. Todo ello ha propiciado la situación actual, en la que finalmente se ha decidido ponerse manos a la obra y abrir unos canales oficiales.

Dejadme decirlo: por fin. Me sorprende que nadie hubiera pensado en ello hasta hoy, cuando youtube ya tiene 10 años de edad, pero por otro lado estoy contento porque es un pequeño paso que ha hecho la industria musical para acercarse al público. Éste, y no la industria, ha sido quien ha ido siempre buscando la forma de compartir, de difundir y dar a conocer la música, aunque a veces de forma ilegal. Les guste o no, las discográficas y productoras han ido a remolque del público hasta el día de hoy. Después de 9 años de compartir música entre usuarios, se han decidido a hacerlo de una forma regulada. Aleluya.

No quisiera extenderme, pero éste no es un fenómeno nuevo. El público y los artistas siempre han capitaneado los cambios musicales del siglo pasado, y nuestros tiempos siguen su rastro. Los particulares nos hemos avanzado a los canales oficiales en multitud de ocasiones. Por poner un ejemplo cercano, el festival de rock con fines benéficos del que mi compañero Shan Tee os hablaba el mes pasado lo ilustra muy bien. Una iniciativa particular y “privada”, llevada a cabo con ganas e ilusión, que seguramente sirva de modelo en un futuro. Así lo espero. Y es que mientras la industria justo empieza a entrar en el siglo XXI, los melómanos, músicos, periodistas, etc. ya nos hemos espabilado hace tiempo, por suerte. A ver si este 2016 que nos espera nos ayuda a avanzar un poco en el tiempo. Finalmente, me despido deseando felices fiestas a todos y a todas y un feliz año nuevo.

Jaume “MrBison”